Eres un estudiante de artes visuales apenas graduado. Tu proyecto para graduarte fue un episodio piloto de una serie que llevas pensando desde antes de iniciar la carrera, es tu love project al que has dedicado muchos años de planeación, armado de detalles, creación y desarrollo de los personajes, y construcción del universo donde se desarrolla. Tu proyecto es tan bueno que, además de recibir honores en tu institución educativa, llega a los oídos de grandes productoras de cartoons. Un día, revisando tu mail, te das cuenta que te han llegado dos ofertas que potencialmente implicarán llevar a la producción de la primera temporada de tu serie.
La primera es una propuesta de Disney Studios. Esta tiene un pago multimillonario por los derechos de tu serie, serás nombrado creador y productor, contiene garantías de que será promocionada y vista por millones de personas pues será televisada y subida a Disney+, y además un presupuesto considerable para animación y producción de la misma. Sin embargo, implica que tendrá que pasar por los filtros de los ejecutivos de Disney, potenciales cambios para que sea family friendly y sponsor friendly, cambios a discreción de los altos mandos de la compañia, modificaciones que consideren para crear merchandising, y está sujeta a cambios creativos una vez hayas aceptado vender los derechos.
La segunda es una propuesta de Adult Swim. Este es un estudio grande y famoso de animación, pero mucho más pequeño que Disney. Ha producido series como Rick & Morty, The Boondocks, Family Guy, la última serie de Superman, Samurai Jack, entre otras. Esta tiene un pago significativamente menor, un menor presupuesto para promoción, animación y producción, y no estará igual de disponible para el público (probablemente solo esté disponible en algunas plataformas de streaming). Sin embargo, te han dado libertad creativa casi ilimitada: tu decides casi por completo sobre la historia, los personajes, los actores de voz a contratarse, la animación y demás aspectos del Cartoon.